Oscar Favre: «Hacer música siempre es un proceso colaborativo»

En los 90´s cuando la mayoría de los discos de las bandas de Rosario sonaban a un ensayo bien grabado, hubo unos pibes recién salidos de la secundaria, que decidieron armar su propio estudio de grabación y darle vuelo y rienda suelta a la producción artística de sus canciones. Dicha experiencia dio como resultado una joya del rock experimental de nuestra ciudad, titulada 12 formas de alejarse de todo. Estos pequeños deudores de Brian Eno, el grupo Sumergido, fueron también los fundadores del sello fundamental del indie rosarino: Planeta X. Una proyecto que no se limitó a lo meramente musical, transformándose en un colectivo social y cultural, que durante más de una década supo albergar, contener y contagiar a toda una generación de jóvenes que luego hicieron suyas ideas como las de autogestión, horizontalidad y trabajo afectivo.

De estas gloriosas y vitales andanzas fué protagonista nuestro entrevistado, el señor Oscar Favre, quien acaba de lanzar su tercer disco: Siete canciones antes, el cual va a estar presentando junto al guitarrista Martín Arias, este sábado 10 de junio a partir de las 22hs en Bon Scott ubicado en calle Richieri 131.

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JMG: Si bien sos un músico de una trayectoria extensa que data de los 90´s tu carrera solista arranco recién en 2012. Pero desde que comenzó ya llevás tres discos. ¿podría decirse que el paso del tiempo te sienta bien?

OF: Creo que si; en realidad mi trayectoria es extensa, como decís, porque arranca en los 90, en mi adolescencia -a los 14 años ya estaba en mi primer banda- y después se interrumpe más o menos a los 23, 24 años. En verdad no se interrumpe, más bien se amplía, sucede ese acontecimiento en mi vida que se llama Planeta X y que, sin duda, fue lo que más me marcó en lo musical y en lo personal. Es que Planeta X fue una experiencia que unió música, militancia, política y arte en diferentes formas. Fueron muchos años de trabajo colectivo y aprendizaje en ese sentido. En 2011 coincide el cierre del espacio Planeta X con el comienzo de la grabación de mi primer disco solista. Recuerdo estar en los últimos meses de la casa que con PX alquilábamos en la calle Montevideo, justo grabando las primeras tomas de lo que terminó siendo «Utopía mínima». Ese disco expresa fuertemente ese momento de desarraigo, de alguna manera por primera vez me pensaba a mí solo en un proyecto, y esa imagen no me era cómoda, pero sentía también que era algo que tenía que hacer. Ahora, habiendo transitado varios años de este proyecto solista y editado tres discos, re-confirmé, entre otras cosas, que nunca se produce solo, que hacer música siempre es un proceso colaborativo que involucra a otros. Esta certeza me hace transitar con más claridad esta etapa de mi recorrido.

JMG: ¿Es este disco un trabajo más de productor artístico que de banda de rock?

OF: Lo es, de hecho me siento más un productor que un músico performer. No preexiste en este caso, ni tampoco en los discos anteriores, un armado de los temas con una banda. Si por momentos este disco remite a eso es pura simulación. A diferencia de “Utopía mínima” y “En las afirmaciones y sus efectos” que compuse a partir de la grabación de baterías, ritmos percusivos acústicos y sonoridades que iba armando en la compu donde les terminaba de dar una forma de canción, en “Siete canciones antes” el puntapié es la guitarra acústica. Son piezas sencillas de tres o cuatro acordes que compuse en mi casa y en las que utilicé por primera vez máquinas de ritmo elaboradas a posteriori. Esta vez grabé todo en un estudio. Hay un gran trabajo de guitarras electricas, muy cuidado, hecho por Martín Arias, y un laburo muy meticuloso con las voces y tratamiento de los coros. A esto se le suma la participación de Nata Rangone y Juani Favre que le dan su marca propia. Martín Greco, además de tocar el bajo en todos los temas y meter sintes y otros arreglos es co-productor artístico, entre los dos fuimos pensando adonde apuntar sonoramente.

JMG: Tengo una percepción de que en tus letras hay siempre una tensión entre lo onírico y lo real, entre lo poético y lo teórico.

OF: Es probable que sea así. Mi punto de partida en las letras es la espontaneidad con la que puedan surgir algunas palabras o frases, aquello que aparezca casi conjuntamente con la música. De ahí en más puedo estar horas, días, o tal vez semanas para completarla. No encuentro mucha diferencia con escribir poesía, sí me reconozco alejado de un lenguaje de narrativa. Intenté varias veces hacer letras que narren una historia y siempre las descarté. No trabajo desde la certeza de lo que estoy diciendo, en realidad nunca sé muy bien de lo que estoy hablando. Igual siempre hay excepciones que confirman esta regla-forma de trabajar que tengo. La letra de «Obreros», por ejemplo, es, tal vez, la más deliberada en el sentido que me propuse hablar de la generación de los 60s, que es una generación que transformó mucho la realidad y esa transformación trascendió las épocas, hasta hoy. La letra de «Lo real», en cambio, es la más extrema en referencia a lo que te decía antes, es como un rompecabezas interno hecho de imágenes de un sueño.

JMG: De algún modo sos un testigo y protagonista privilegiado de la escena indie rosarina. ¿como percibís su actualidad?

OF: Lo que observo actualmente es que hay muy buena producción de discos y hay en torno a eso una buena cantidad de sellos independientes que se organizan muy bien. Eso es la gran novedad de la escena indie local en los últimos 5, 6 años. En cuanto a las dificultades que se presentan, son muchas. Una vieja problemática es que hay pocos y malos lugares para tocar. A los pocos espacios culturales que aun subsisten les cuesta sostenerse y muchos otros que venían trabajando muy bien en los últimos años, tuvieron que cerrar sus puertas. Las políticas estatales no ayudan y mucho menos ahora que se está entrando de nuevo en una crisis de falta de guita, pero principalmente no ayudan porque están pensadas para concentrar toda la agenda cultural en la cartelera de sus espacios. Creo que esa dinámica solo puede cambiar si cambia sustancialmente la forma de gobierno, si ganase Ciudad Futura las próximas elecciones, por ejemplo. Creo que ellos piensan la política desde los territorios hacia el estado, eso es algo nuevo en la política e implica todo un desafío si logran tomar las riendas del municipio. En lo que respecta a la manejo de cultura, la cuestión sería poder pensar desde la autonomía de los espacios o agrupaciones culturales independientes hacia la gestión de recursos que el estado administre y distribuya en esos espacios según la necesidad de cada uno. De todos modos lograr eso llevaría, por supuesto, un tiempo importante. Mientras tanto, tenemos que seguir produciendo, hacer lo que se pueda contra viento y marea. Aun contra toda la “novedad” que ofrece hoy la cultura del espectáculo, sostener la precariedad que a veces implica la autogestión, por el solo hecho de encontrarse y organizarse con otrxs, es necesario y vital. Creo que eso es lo que propusimos siempre desde PX. Ver que esas prácticas continúan y se replican me hace muy feliz a pesar de todo lo malo que estamos viviendo en los planos político, económico y social.

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